jueves, 6 de noviembre de 2014

Y me dice blogger...

¡Que no sigo ningún blog! ¿Cómo es posible? ¿Cómo que no sigo ningún blog? Joder, si seguía un montón de blogs y ahora resulta que no. ¿Por qué? ¿Qué mierda es esta? ¿Ahora que voy a hacer con mi excesivo tiempo libre, meter la cabeza en el horno mientras está encendido?

Bah, que les den. >:(

domingo, 18 de agosto de 2013

Oficios...

Me pregunto...
¿Por qué siempre se dice que la vida es muy puta? ¿No vale decir que es administrativa, obrera o doctora?

lunes, 22 de julio de 2013

Marihuana en Alemania

Sí, sí, plantas de marihuana en la ciudad alemana de Gottingen. Se ve que unos activistas a favor de la legalización se han enrollado y han decidido repartir amor por la ciudad. Como mola. 
Lo que pasa es que la poli ya se ha llevado 70 planticas, pobres. Seguro que se lo acaban fumando o se lo dan a la abuela, para sus dolores. Quien sabe.

Más información, aquí: http://www.lavanguardia.com/vida/20130722/54378003349/gottingen-plantas-marihuna.html

martes, 25 de junio de 2013

¡El mal humor es bueno! Ocho razones para ser pesimista y tener mala leche

Bueno, no, tampoco es eso, pero tiene sus ventajas. O así lo determina un estudio que blah, blah, blah, dentro artículo.

 De un tiempo a esta parte, debido al auge de la psicología positiva, hemos interiorizado la idea de que ver la vida en positivo es la única manera de alcanzar la felicidad y desenvolvernos en nuestros quehaceres diarios con éxito. El pesimismo y el mal humor se ven siempre como sentimientos negativos que debemos erradicar, y que no traen nada bueno. Pero es una idea que podría estar equivocada.
Recientes investigaciones han puesto en evidencia la idea de que los sentimientos negativos no traen nada bueno a nuestro comportamiento. El profesor Joseph P. Forgas, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, ha realizado una revisión de estudios, publicada este mes en la revista Psychological Science, en la que hace un recorrido por las actividades y funciones que realizamos mejor estando tristes o de mal humor. Sus ideas son claras: “El ser humano es una especie temperamental, ynuestros constantes cambios de humor son un instrumento que sirve para dar forma a nuestras estrategias cognitivas y emocionales”.  La tristeza o la ira, siempre que no se conviertan en algo patológico, cumplen su función, y son positivas para realizar determinado tipo de tareas.
1. Mejora nuestra memoriaEl mal humor hace que nos concentremos más y estemos más atentos respecto a lo que ocurre a nuestro alrededor. Un experimento realizado en 2009, puso de manifiesto, por ejemplo, que los días de lluvia, cuando la gente está de peor humor, las personas que entraban a una tienda recordaban más aspectos de la misma que cuando entraban en un día soleado. Otros experimentos constataron, además, que la gente que está enfadada o triste en una situación concreta tiende a incorporar menos detalles inventados a su narración de la situación que la gente que está feliz. En definitiva, cuando estamos del mal humor nuestros recuerdos se graban en nuestra memoria de forma más precisa.
2. Somos más rigurosos en nuestros juiciosA la hora de emitir un juicio sobre una situación social, o una persona, caemos en determinados sesgos que influyen sobre nuestra opinión final. La gente de buen humor tiende a ser demasiado entusiasta respecto a sus primeras impresiones, y no pone atención al resto de información que puede obtener. Esto no ocurre cuando alguien está de mal humor, pues examina toda la información concienzudamente.
3. Nos hace menos ingenuosPor la misma razón por la que el mal humor nos hace ser más precisos en nuestros juicios, nos vuelve más escépticos respecto a la información que recibimos. Varios estudios han demostrado que las personas de mal humor, o más pesimistas, son menos propensas a creer en rumores o leyendas urbanas. Cuando estamos de mal humor somos más detallistas y estamos más concentrados, algo que aumenta también nuestra capacidad para detectar si una persona nos está engañando.
4. Rechazamos los estereotiposEste escepticismo que caracteriza a las personas que están de mal humor, que no siempre es bueno, es positivo en la convivencia con otras culturas, pues elimina en gran parte nuestra tendencia a guiarnos por estereotipos. En un estudio, diversos participantes, con buen o mal humor, tenían que disparar a una serie de objetivos: unos portaban armas, otros no, y algunos llevaban, o no, un turbante. La gente feliz disparó en mayor número a los objetivos que llevaban turbante, pero no armas, un error en el que no cayeron tanto los participantes de mal humor.
5. Somos más perseverantesEstar de mal humor tiene determinados beneficios motivacionales. El self-handicapping, el proceso por el cual evitamos esfuerzos con la esperanza de eludir un posible fracaso y el consiguiente daño en la autoestima, es mucho menor en las personas pesimistas. La gente triste o airada es capaz de ser más perseverante en la realización de sus tareas, y obtiene mejores resultados en estas, pues no está dispuesta a abandonar tan fácilmente como la gente que, en ese momento, está de mejor humor.
6. Tenemos ciertas ventajas en nuestra relación con los demásAunque instintivamente podemos pensar que la gente que está de mal humor es más desagradable en su trato con otras personas, lo cierto es que es más cuidadosa, educada y atenta en sus estrategias interpersonales. La gente de buen humor suele ser más directa y asertiva en sus respuestas, algo que puede ser positivo en ocasiones (sobre todo en una negociación) pero tiene sus contrapartidas: en determinadas situaciones su actitud puede resultar demasiado atrevida.
7. Somos más equitativos y más justosSegún diversas investigaciones, un estado de ánimo positivo puede aumentar nuestro egoísmo, mientras que los estados de humor negativos hacen que seamos más equitativos en nuestros juicios y, sobre todo, más cuidadosos con las normas externas. Los psicólogos han constatado esto tras someter a los participantes a diversos juegos de roles: por extraño que parezca las personas con peor humor son más respetuosas con las normas morales y tienen mayor propensión a alcanzar un consenso.
8. Somos más persuasivosLa gente de mal humor es más persuasiva e influyente que la gente feliz. Dado que cuando estamos más tristes prestamos más atención a la información externa, nuestra capacidad para generar empatía crece y, con ella, nuestra capacidad de convencer a las personas para que acepten nuestro punto de vista. 
Fuente:  http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/06/25/ocho-razones--por-las-que-ser-pesimista-y-tener-mala-leche-te-ayudan-en-la-vida-123630/

Si es que no todo iba a ser malo...

sábado, 19 de enero de 2013

Biografía

Siempre, desde bien pequeña, he sido muy tímida. El problema se agravó en el colegio, gracias a una compañera (a partir de ahora le llamaré "maniquí", pues actualmente es lo que parece, un maniquí) de clase que vive justo al lado de mi bloque de pisos. Se aprovechaba de mí, me difamaba y se burlaba. En el parvulario solía estar yo sola, haciendo montañas de arena y sin hablar con nadie. Prefería estar sola antes que con la gente... Porque ya tenía la autoestima baja. En esos tiempos, mi madre pensó en cambiarme de colegio, quizás si lo hubiera hecho, no hubieron sucedido muchas cosas que han ocurrido.
Pero no me fui a otro colegio y seguí ahí metida.

Luego, a los ocho años, me llevaron a una psicóloga. Yo misma pedí que fuera con una mujer, porque con los hombres, era mucho más tímida. Mi estado ya pasaba de castaño oscuro, era demasiado introvertida y fue eso lo que me diagnosticó; "introversión". Así que hicimos terapia. Me llevaba a tomar algo y me hacía pedir las cosas al camarero o camarera. También jugábamos a interpretar personajes de la tele, etc. Me ayudó bastante, aunque eso no hizo que los problemas se terminaran.

Por esa época todavía soportaba burlas, difamaciones, abusos, etc. Recuerdo que en 4º de primaria, a la hora de salir de clase, en el pasillo, un chaval me enseñó un cúter y me dijo "¡Que te pincho, que te pincho!". El maniquí estaba allí junto con su amiguita, a quien llamaremos "uniceja" (porque hasta que no llegó a la ESO, nunca se dividió su única ceja en dos).
Se reían y bien... Yo estaba asustada, claro. Por el cúter y porque nadie me ayudaba, estaba yo sola. Al final, nadie me hizo nada. Simplemente, salí por la puerta y le conté eso a mi madre.
Mi madre, como buena madre que es, habló con mi tutora, quien le respondió (y esa respuesta no la conocí o más bien no la recordé hasta los 17 años)
"Es que como siga así se la van a comer viva".
Efectivamente, señores, cada día, muchos profesores ven, saben y conocen el abuso que se ejerce sobre muchos de sus alumnos y no hacen absolutamente nada. Sin quererlo ni beberlo, se convierten en cómplices. Son cómplices y en parte, muy, pero que muy culpables del sufrimiento de muchos niños.
Cabe decir que el chaval del cúter acabó siendo una Drag-Queen. Lo último que sé sobre él es que actuó en un lugar cerca de mi casa y que lo abuchearon.

En 5º y 6º de primaria, las cosas ya no iban tan mal. Se relajaron un poco.
Y es mejor que sea así, ya que escribiendo esto, he llegado a sentir mucho rencor y mucha rabia. Ay, los viejos tiempos...

Pero bueno, nada como una buena canción para calmar los ánimos. ^^






viernes, 7 de diciembre de 2012

Carpe diem

La habitación, limpia y ordenada, es el reflejo de tu alma.
Mira a tu alrededor.
Tus brazos y piernas, sin rasguños son el reflejo de tu bienestar.
Mira a tu alrededor.

Hoy todo irá bien.